“Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas” (Cap. XXI de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha). Como bien sabéis El Quijote abunda en proverbios, puestos éstos tanto en la boca del caballero andante como la de su escudero Sancho. Es una prueba histórica de lo importante que son los refranes en la cultura española. Por eso hoy os invito a presentar algunos de ellos a vuestros alumnos y utilizarlos como un pretexto para hablar, escribir y pasároslo bien. La selección de los dichos es completamente subjetiva, podría haber utilizado otros. Pero os garantizo que todos los que se encuentran en la hoja de trabajo se usan de forma común.
La secuencia didáctica está pensada para alumnos de nivel B1+ y superiores. La duración de la clase: aproximadamente 50-60 minutos.
1. Entrando en materia
Al empezar la clase poned en la pizarra el proverbio que da título a la hoja de trabajo: Quien no oye consejo no llega a viejo.
Preguntad a los alumnos: ¿Cómo lo entendéis? ¿Qué quiere decir la frase? ¿Sabéis qué tipo de frase es? (un proverbio o un refrán) ¿Conocéis otros proverbios en español? Si conocen alguno, es bueno que hagan su aportación. Todos los refranes citados por vuestros estudiantes pueden incluirse en las subsiguientes tareas de la clase: el debate, la expresión escrita y los juegos de refuerzo.
2. Trabajando individualmente, en parejas, en grupo grande…
Repartid ahora las hojas de trabajo. Vuestros alumnos tratarán de elegir la mejor forma de terminar una serie de refranes españoles. Se puede trabajar individualmente, en parejas o en grupos pequeños. Decidid en función del grupo que tengáis.
A continuación vais a corregir la actividad en grupo grande. Cuando un alumno diga su versión del proverbio no os olvidéis de preguntarle por qué propone el enunciado elegido y qué cree que significa el refrán. En la hoja del profesor tenéis las versiones correctas de los dichos y aclarado su sentido. Creo que es bueno que al final de esta tarea todos tengáis claro qué significan los 15 refranes que os propongo trabajar (más todos los que hayan aportado vuestros alumnos al principio de la clase, si es que los queréis utilizar).
3. Conversando y debatiendo
En la siguiente parte de la clase utilizaremos los refranes recién conocidos para hablar, debatir e intercambiar pareceres. Para los alumnos de niveles superiores la expresión oral es una de las competencias más importantes que con mayor ahínco quieren y deben practicar.
Prácticamente todos los refranes propuestos admiten charla y debate, y en realidad podéis organizar los vuestros como mejor os parezca. En la hoja del profesor os propongo un par de preguntas en torno a dos refranes escogidos al azar. Podéis utilizarlas, pero si preferís hablar de algún otro proverbio, también podéis hacerlo.
También podéis plantear una charla más genérica: hablar del sentido y el papel de los proverbios en la vida diaria, contar anécdotas que los ilustren, etc. Todo dependerá de vuestras posibilidades, del tiempo disponible y del grupo. De todos modos el objetivo principal es tener un pretexto y hablar.
4. Escribiendo
La siguiente tarea – redactar mini relatos que ilustren los proverbios conocidos – pretende ejercitar la expresión escrita. Normalmente a los alumnos les cuesta escribir y lo hacen con desgana. Por eso he optado por los micro relatos, unas piezas literarias breves (máximo 10 frases) que espero que no les cansen demasiado. Fijaos, además, que la segunda parte del ejercicio consiste en adivinar en grupo grande (incluso, si podéis, en forma de concurso) a cuál de los proverbios hace alusión la anécdota contada. Es una manera de hacer útil el esfuerzo de redactar, de dotarlo de sentido y de ofrecerles a los alumnos un objetivo por el que escribir. Pues no hay nada más desmotivador que hacer algo oneroso que encima nos parece no tener sentido.
5. Apéndice: juegos de repaso y refuerzo
Se me han ocurrido dos juegos que os apunto en la hoja del profesor y que nos pueden servir bien para memorizar o repasar los quince refranes introducidas en la clase.
Por tanto, si durante la primera hora didáctica os sobra tiempo, podéis utilizar cualquiera de ellos para reforzar los contenidos recientemente conocidos. Recomendable el primero por ser más corto. Y si pasadas una, dos o tres clases queréis hacer un repaso más sustancioso, podéis serviros del Pictionary. Ya sabéis, cualquier actividad lúdica y educativa al mismo tiempo viene genial para empezar, terminar o animar la clase.